Futbol… Pasión de multitudes!
PASION viene de un verbo cuyo significado es padecer, sufrir, soportar, permitir, tiene que ver con la pasividad, la falta de discernimiento, el desorden, la confusión.-
Vivimos una época donde las pasiones -privadas, públicas- son parte indisociable de nuestra cotidianeidad: crímenes pasionales, violencias desatadas, enfrentamientos de creencias, y una obsesiva exposición de nuestra intimidad se despliegan cada día en palabras e imágenes, de la gráfica a las pantallas, dejando un fuerte rastro en nuestro ser.
La indagación en torno a las pasiones, su desencadenamiento y su dominio, su potencia y su poder de destrucción es de larga data: ya los antiguos griegos habían descubierto su índole problemática. Para Aristóteles, por ejemplo, actuar y padecer son inseparables, pero cada uno pone en juego una potencia distinta: actuar es mejor que padecer, porque esto último supone un movimiento, un cambio de forma, una servidumbre (ser llevado, ser movido a.) pero al mismo tiempo ambos forman parte inseparable de la naturaleza humana. Un ser auténtico, completo, no sujeto a movilidad alguna no tendría pasiones. La pasión supone entonces movilidad y remite por tanto al carácter incompleto, imperfecto, de todo ser humano.Pero esa movilidad, ese ser llevado de la pasión, conlleva un umbral de peligro: la insensatez, la irracionalidad, el exceso, la enfermedad, la muerte.
Esa confrontación entre la pasión y la razón también se da en el fútbol, asociándose muchas veces los discursos sobre “la pasión” y “la violencia”, y mucho se ha escrito respecto a las formas deconstrucción de identidad a través del fútbol en los sujetos pertenecientes a loque denominamos, en un sentido amplio: “hinchadas”.
Sus integrantes, los “barras brava” (como se conoce a sus integrantes argentinos) poseen características muy especiales y en su accionar terminan siendo llevados frecuentemente por su propia pasión, mostrando muy poca razón.-
Y resulta interesante preguntarse porque el hincha pasional termina identificando su propia masculinidad con la violencia, porque se habla del “aguante” como fundamento del aliento y de destrucción del distinto, ya sea el extranjero, el homosexual, o el hincha del rival de turno.-
Por eso resulta muy importante y absolutamente relevante la tarea de los líderes de cada uno de los grupos, ya sean aquéllos a quiénes se les reconoce ascendiente natural o los que tienen su autoridad formalmente reconocida, como los presidentes de los clubes, de las peñas y de los grupos de apoyo, los de las comisiones directivas…, quienes tienen la difícil tarea de poner razón y paños fríos para que la emoción y la pasión por el color de su club no termine transformándose en violencia y perjudicando, paradójicamente, a la institución que “TANTO DICEN AMAR”…!!
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